Muchas de esas personas sembraron y se fueron siguiendo su camino, otras estuvieron durante un tiempo y dejaron su semilla en mi y otras tantas siguen ahí desde el momento que nos conocimos en un proceso continuo de abonar el terreno, sembrar justo a tiempo, mantener el riego adecuado cada estación y recoger juntos los frutos cada vez más jugosos de nuestra relación.
También ha sucedido mágicamente con la evolución de las tecnologías, que a través de las redes hubo reencuentros que parecían mágicos y con los que ha sucedido algo parecido a lo que describo en el párrafo anterior.
Algunos ya partieron dejando en mí una huella indeleble y la esperanza ardiente de reencontrarnos en ese lugar divino donde todo es amor, salud, alegría y bienestar.
Esta es mi forma de agradecerles su paso por mi vida, su generosidad y la manera de hacer mejor el mundo de quienes les rodea.
